¡Y ni una palabra más!
En
casa del...
El
butanero se tira de la cama y abre la cortina de par en par.
¡Domingo! El sol inunda su piso de soltero. Salta a la ducha. La
espuma envuelve sus bíceps torneados bombona a bombona. Se afeita
revelando al espejo el verdadero rostro de la alegría. ¡Domingo!
Nada de cargar. Mete las piernas, fornidas peldaño a peldaño, en
unos pantalones cortos. Pone la radio y bailotea abrazado a la
cafetera camino del fogón. Enciende un pitillo con una cerilla y,
sin apagarla, gira la llave del gas. Una y otra vez gira la llave del
gas.
©Mikel Aboitiz
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