Empatía
Cero
grados. Se ha quedado frío, helado, sin plan. Ha perdido frente al
neumólogo su legendaria seguridad, aquella que le diera nombre entre
abogados. Observa los dedos entrelazados del doctor sobre las
tapas rojas del vademécum y se distrae. Le vienen imágenes,
fogonazos inoportunos de su llegada al consultorio. El portal nuevo,
las piernas de plomo negándose a subir las escaleras, el pezón del
timbre oxidado. El médico se le acerca de nuevo, atento a cómo
encaja la noticia, a cómo se afloja la corbata y mira inquieto a los
lados, cerciorándose de que todo sigue aún en el mismo sitio.
Siente posarse la mano tranquilizadora del doctor en su hombro.
Y es la suya propia, tantas veces sujetando a un cliente. Como quien
apuntala un edificio amenazado de vencimiento, cuando el reo recibe
la sentencia de cárcel y él le repite un mantra de palabras como
recurso, apelación. Quimioterapia.
©Mikel
Aboitiz
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