12 jul 2017

Otra historia de abogados

Irreconocible

El azar es un mono alocado lanzando pelotas de colores. Te dan y te besa la suerte. O te golpean y recibes la desgracia. A mí me han tocado mucho esas pelotas: he defendido a maleantes, presuntos chorizos, chorizos de tomo y lomo, veganos parricidas, caníbales arrepentidos, estafadores de poca monta, montadores de muebles e inocentes desvalidos. He visto de todo y no incurriré en incumplimiento con la verdad al desvelarles que nunca pierdo el sueño. Ni en el caso del carterista de seis dedos o el de la cantante muda. Les asesoro y preparo su defensa. Con seguridad he perdido procesos, pero también he inclinado la balanza del lado de mis clientes.
Sin embargo, al toparme hoy, sentado sonriente en el taburete de mi cocina, con mi mandante, el célebre carnicero psicópata, he sabido que perdería algo más que el sueño. Por cierto, ¿conocen algún un buen cirujano plástico?

©Mikel Aboitiz

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