20 sept 2017

En menos de 101 palabras

Miércoles, cerrado por estreñimiento


La casa ha comenzado a llenarse de hormigas. Entran en formación por el balcón y avanzan hipnotizadas por el pasillo, adentrándose en el piso, camino del horno. Manolo las espera en la cocina. Acaricia satisfecho la cabeza de su hijo, Jaime –Jamelín–, anticipando las alabanzas de sus clientes: “Manolo, qué mano tienes con tus crujientes”. Ignoran que todo se debe a unos buenos tapones de cera. Porque el crío, sentado en el orinal, con el rostro arrebolado, estruja entre los dedos una flauta chillona y obra –un milagro–, como cada miércoles.


©Mikel Aboitiz




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