Golpe
Me
choco con el jubilado de la corbata, pero él incluso agradece que le
sujete antes de caer al suelo. Tengo prisa, así es que esbozo una
disculpa y corro al metro. Pobre anciano. Vaya golpe, en medio de
este calor. Y él, con esa cojera, sin apenas poder moverse. Del
empellón casi se le sale la dentadura. Puede que haya enviudado hace
poco. ¡Bah! Mejor pensar en otra cosa. Al salir del metro, doblo por
una calle gris, vacía. Me saco el billetero del bolsillo y siento
alegría. Por el viejo y por mí: al menos, pobre no era.
©Mikel
Aboitiz
Te leí en Falsaria y de allá vengo.
ResponderEliminarUn gusto encontrarme con este blog, al cual agrego para seguirlo.
Un saludo argentino.
Bienvenido, Sergio, y muchas gracias por leerme.
ResponderEliminarUn saludo