18 oct 2012

En menos de 101 palabras



Negro, antimonárquico

Estoy rodeado, prisionero. Han colocado antorchas sobre mi piel morena. Constantemente asoman sus rostros pálidos al mío, como si yo fuera un espejo. Me gritan ¡Chocolate! Luego prenden las antorchas, ¡quieren quemarme! Apagan las luces. Entonces oigo risitas ahogadas y entra uno para extinguir las llamas de un soplido. Le faltan más dientes que al resto (¿será el rey?). Dan la luz, aplauden y alguien llamado Mamá comienza a mutilarme con un cuchillo enorme mientras cantan. Creo que no sobreviviré, pero dentro de mí hay algo que me sugiere que el rey y su corte tampoco lo harán.

©Mikel Aboitiz

2 comentarios:

  1. Sonrío, Mikel, porque me he visto leyéndolo más de una vez para saborearlo en toda su plenitud.

    Genial el enfoque por el que has optado. Me parece sublime ese rey desdentado. Y qué decir de ese final que nos deja abiertas hasta las alternativas más duras.

    Bravo.

    Un abrazo,

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    Respuestas
    1. Gracias por saborearlo, Pedro. Al fin y al cabo era un pastel...

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