Tender la mano a Adam
Sin pestañear ordenó
formar el pelotón ante los famélicos reos capturados en plena huida en alta mar.
Hombres, mujeres de pieles estragadas por el sol, niños de ojos desorbitados viendo
montar armas a oficinistas, parados y comerciantes de convicciones
resquebrajadas antes de apretar el gatillo. Un pelotón para cumplir leyes con
las que mantener oficinas abiertas, cartillas de desempleo al día, negocios llenos, obedecía al capitán que, con gesto autómata, alzó el sable gritando «¡fuego!», sin
pestañear, pues carecía de párpados. De humano solo contaba con una mano
invisible, la que en sueños estrechara un día el difunto coronel Smith.
©Mikel Aboitiz
Me imaginé la caravana hacia USA. Inquietante el post.
ResponderEliminarUn abrazo grande y feliz año nuevo
Feliz año para ti también, aunque la actualidad no pinte bonita.
EliminarUn abrazo