Grandes
expectativas
Había comprado el cepillo eléctrico
con gran ilusión: restablecería su salud bucal, la halitosis
disminuiría a treinta mil oscilaciones por minuto, como prometía el
prospecto; probablemente, a medio plazo, mejoraría incluso su vida
sexual (eso no lo anunciaba el prospecto). Sonriendo, aumentaría las
ventas de su empresa. Le ascenderían. Admiró el ingenio mecánico,
sus escobillas mínimas estiradas hacia la felicidad. El mundo lo
movían las pequeñas cosas, los detalles. Hoy los dientes, mañana
su vida. Extendió el dentífrico de siempre. Accionó el cepillo y,
conteniendo un escalofrío, paladeó el gusto del éxito. Entre
espumas sonrió: ¡qué familiar le resultaba aquel sabor!
©Mikel
Aboitiz
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