Isobaras
De corazón y científicamente: así
amaba al hombre del tiempo. Sus ojos azules, aquellos anuncios de
anticiclones. Su viril presencia ante el mapa de isobaras. Tenía un
plan. Era periodista. Fue fácil concertar con él una entrevista.
Llegada la fecha, cambió las sábanas, escenificó un desorden
perfecto en el apartamento, se subió la cremallera del vestido
guiñando un ojo al espejo y abandonó la casa confiada en sus armas
de mujer. La entrevista fue bien. La velada, mejor. El hombre del
tiempo aceptó encantado el desorden de su piso y, a media noche,
superando todo pronóstico, un maravilloso huracán (categoría
cinco) devastó su dormitorio.
©Mikel Aboitiz
¡Bueno, Mikel, muy bueno!
ResponderEliminarSi la memoria no me falla, el problema es que este micro compitió en una semana que el nivel del concurso estuvo muy alto.
Un abrazo,
Gracias, Pedro por tus ánimos. Iba a abrir una sección "perdedores con honra" o "no siempre se gana ni tampoco siempre se pierde" o algo así. "De corazón y científicamente" era un comienzo obligado que suponía un buen reto. Me divirtió mucho escribirlo.
ResponderEliminarSaludos
Llego a tu blog a través del de Pedro Sánchez Negreira. Me envuelvo en él y me siento a gusto. Me aúno en tu sección de "perdedores con honra" y te sigo la pista. Te invito a seguir la mía mientras le hago un guiño al hombre del tiempo en medio de la tormenta.
ResponderEliminarSé bienvenida. Ahora mismo me doy una vuelta por tu blog, si es que la tormenta del hombre del tiempo ha remitido y lo permite (guiñarle el ojo desata un huracán)
Eliminar