8 nov 2012

En menos de 101 palabras (sin el título)



Bacalao al pum-pum


El revólver y la coartada para ese cliente habitual, previsible, están listos.

En el hotelito el viajante Gálvez descuelga el teléfono para encargar cena. Se tumba vestido en la cama. Tal vez duerma.

Algo después la luna moja de luz la fachada del edificio descubriendo a alguien vestido de blanco a su lado.

No tiene tiempo de gritar.

La coartada perfecta (bacalao con tomate) se enfría irremediablemente, como el cañón del revólver recién disparado. El cocinero lamenta la pérdida, agitado, sudoroso :«Pruébelo si quiere, señor inspector. ¡Pegado al fogón para nada!». Esta vez Gálvez no iba a tener queja.




©Mikel Aboitiz



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