Vaivén
¡Vaya
con mi mujer! Propongo
ir al cine, pero ella está hogareña. Pongo una canción de Leonard
Cohen y se espanta: ¡Eres un soso! Quiero
abrir un tinto de la
tierra y ella: Mejor un ribeiro fresquito, ¿no?
Discutimos. Harto de que me lleve la contraria, huyo a calmarme en la
penumbra de la sala, acompañado por el sonido sedante del viejo y
fiel reloj de pared. Paso minutos hipnotizado siguiendo el vaivén
tranquilizador
del péndulo,
maravillado de que ese armatoste aún siga funcionando. Algo más
sereno, regreso a la cocina resuelto a hacer las paces y comento en
tono conciliador que pronto será nuestro aniversario. Entonces, ella
me pide el divorcio. Si mis cálculos no fallan, en tres años
celebraremos nuestras bodas de plata.
©Mikel
Aboitiz
Un micro que hace honor a su título, Mikel; con un excelente vaivén de su péndulo narrativo, jugando con los desencuentros.
ResponderEliminarUn abrazo,