- Fe -
Una oveja levanta la vista por
encima del grupo, ansiosa por ver el principio de la cola
interminable que forman. Todas ocupan su lugar en ese ciempiés de
caminar lento. No saben qué les espera. Pero en sus ojos, una luz de
ilusión chisporrotea como madera de pino en el hogar. Ninguna
certeza cabe sobre qué hay adelante, tras la niebla, mas una fe
ciega, una esperanza, las mueve. El ciempiés da un paso adelante:
entra la primera de ellas, diríase que esboza una sonrisa beatífica.
Dentro, un tipo en botas de goma, barbudo como un Jesucristo, la
recibe en brazos. Escupe a un lado y comienza a esquilarla.
©Mikel
Aboitiz
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