- Inocencia -
La
inocencia, como la virginidad o la paciencia, pertenece al mundo de
lo que se pierde. Por eso suele volver a encontrarse. Para eso están
los niños de limpia mirada. La inocencia es paradoja: igual que la
llave de casa, no conviene extraviarla pero, a veces, es de tontos no
haberla perdido. Tampoco se puede prestar como se fía dinero a un
amigo (surgirían accidentes que no cubriría el seguro: quedarse sin
préstamo y amigo). Hay muchas inocencias. En todo caso, lo mejor es
perderla apostándola en la cancha del día a día y no sentado en el
banquillo.
©Mikel Aboitiz
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