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Fatalidad -
La
fatalidad es moneda común en los tiempos rápidos que vivimos:
asomarse a una ventana (digital, se entiende) y comprobar que anda
desatada por el mundo es todo uno. La fatalidad es hija de los malos
hados que atraviesan un camión por el carril donde conduces. Pero
también la hay venial como la de encontrar un último cigarrillo en
un paquete arrugado, llevárselo tembloroso a los labios y comprobar
que no se tiene fuego. La fatalidad es un viaje al futuro en un bus
sin frenos fletado por las aseguradoras con un destino dudoso y una
sola certeza: que todo puede ir siempre a peor. ¡Qué fatalidad!
©Mikel Aboitiz
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