13 jun 2019

En pocas palabras


El último de la casa

Llamará para la cena en familia. Mamá, encorvada por la edad, y yo sentado en el extremo opuesto, donde antes papá, guardaremos silencio. Bernarda (la cofia torcida le da un aire de enfermera triste) encenderá las velas y servirá sopa para dos. Con tanta habitación clausurada apenas tiene trabajo. Ni siquiera limpia las arañas del salón. Mamá no probará bocado, ¡maldita farsa!, y tras el postre Bernarda empujará la silla de ruedas llevándose esa especie de maniquí roto de madre y se despidirá por ella. Luego me subirá las pastillas y de nuevo asegurará con gesto tranquilo que no estoy solo. Alguien debería decirle que no hace bien su trabajo.


©Mikel Aboitiz

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