Salvada, de nuevo a la búsqueda del premio en la Red de Abogacía, con el límite de 150 palabras, de ellas 5 obligadas. Este fue su texto enviado a concurso:
Nunca es tarde
El Gemingüey pasaba la mitad del tiempo sacando internos del trullo y la otra acunando coñacs en barras de bares, mientras estudiaba estrategias de defensa mesándose las barbas. Hablaba con energía, lanzando directos tipo Mike Tyson: «Por esto no te caen menos de dos años, palomo, prepara la bolsa que vas pa dentro». Sus honorarios eran asequibles. Aceptaba de forma natural retribuciones en especie: el arreglo de un fontanero absuelto o el dejar la cuenta de consumiciones en cero a perpetuidad en ciertos locales de copas. Con él nunca faltaba alternativa, incluso concedía plazos fáciles de renovar. Un buen tipo, de palabra, siempre envuelto en el humo de sus habanos y en una justa leyenda que corría más que la pólvora por los locutorios de chirona. Ayer, con un pie en la calle, leí la noticia de su muerte. Sean estas líneas un último intento desesperado de pago. Gracias, Gemi.
©Mikel Aboitiz, Berlín, abril 2021
Un final brutal. Y que descanse en paz :-) Un abrazo
ResponderEliminarNo le quise matar, pero no vi otra salida....
ResponderEliminarOtro abrazo