9 abr 2021

En pocas palabras

 Sabiduría popular

«Guzmán, todo lo que sube baja», repetía incansable mi abuelo cuando hacíamos volar la cometa. Descubrí el valor de aquella frase al trasladarla a campos diferentes al aéreo, cuando la adolescencia pujaba por mi cuerpo inflamado de deseo y dejaba tras de sí pasiones caudalosas que iban a dar a la nada, que era su albo morir. Años después hube de recordar el famoso dicho. Todo empezó cuando mi mujer, hecha una amazona a horcajadas sobre mí, me recriminó: «Guzmán, esto no va como antes». Yo era su media naranja, pero por mucho que exprimiera, aquel zumo no resultaría. Temiendo no estar a la altura de sus pretensiones, la noche siguiente probé el milagro azul. Resultó. Ella se quedó dormida, satisfecha, sonriente, regando la almohada con un hilito de baba. Entonces comprobé horrorizado que la frase de mi abuelo ya no tenía aplicación en mi cuerpo. Porque algo en mí apuntaba hacia cotas bien altas, testarudo, contradiciendo la ley de la gravedad, la caída de una manzana del árbol, el orden natural de las cosas, el reposo del guerrero. Esperé y desesperé. Finalmente, un pantalón holgado y un taxi a urgencias devolvieron la razón a mi abuelo.  

 

©Mikel Aboitiz, Berlín, febrero 2021

 

2 comentarios:

  1. jaja, pobrecito. Un texto divertido, pero tierno hacia ella.

    Un abrazo

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