24 abr 2022

 Definiciones imprecisas: Llavero

Un llavero es la confirmación del derecho de entrada en algún lugar. Las llaves otorgan un privilegio de acceso que el llavero adorna, aportando un matiz personal. Así los amantes del ajedrez embridan sus llaves a caballos desbocados del tablero, mientras que los amigos de la seguridad las sujetan a cadenas cuyo grosor explica su posición entre la libertad y las ataduras. Desde un simple aro hasta una sofisticada carterita de cuero, los llaveros sirven para custodiar aquello que a otros les es vedado. Y qué contar de los prestados en alojamientos playeros: pelotas descomunales como boyas imposibles de extraviar en la arena, primas hermanas de las bolas de preso a juego con pijamas de rayas. También los hay con inscripciones propias de legionarios, citas de Paulo Coehlo o promesas grabadas («Ven a verme, chato») que se desvelan al franquear el umbral de una puerta, cuando esa puerta es algo más que una metáfora.

En unas vacaciones perdí el llavero del apartamento, con su plaquita naranja y la dirección escrita con cándida letra escolar. En las dependencias de la policía local pude ver un enorme panel, asaeteado por clavitos de los que colgaban llaveros como en un museo de esperanzas perdidas. Ninguno coincidía con la descripción que aporté del mío. Salí cabizbajo y me dirigí al malecón a tomar una botellín de cerveza que comenzaba a calentarse en mi mochila. Con los ojos clavados en la raya del horizonte, curvada hacia los lados como la boca de un destino ensombrecido, destapé la cerveza, cavilando sobre mi mala suerte. Felizmente, las llaves de mi casa en la ciudad aún colgaban del llavero abrebotellas.  

©Mikel Aboitiz, Berlín abril 2022

2 comentarios:

  1. jajaja, mejor lugar imposible. Así no se pierden :-)

    Un abrazo

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  2. De lo que me alegro es de no haberme perdido tu comentario.
    Gracias y un abrazo

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