«¡Y un jamón!»
Esta exclamación tiene un origen
taurino. Cuenta la leyenda que el torero Belmonte (1892 -1962),
lidiador
admirado entre los miembros de la generación del 98 y del que el
poeta de la del 27, Gerardo Diego (1896 - 1987), escribiera:
-
pidió al empresario la enorme cantidad de 1.000 pesetas por torear
en la plaza toros de Málaga, a lo que airado, este le respondió:
«¡Y un jamón pa usté!». Más tarde, tras las protestas
de los aficionados y ante la presión del público, el empresario
tuvo que dar su brazo a torcer y acceder a la petición del diestro,
ofreciéndole no solo la cantidad requerida, sino acompañándola
también de un obsequio: un jamón.
©Mikel Aboitiz
Yo canto al varón pleno,
al triunfador del mundo y de sí mismo
que al borde —un día y otro— del abismo
supo asomarse impávido y sereno
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