18 jun 2012

Microrrelato: No respirar



No respirar

Acepté, confiaba en mis fuerzas: dos minutos sin respirar.¡Hecho! Los muchachos me hicieron corro y pusieron sus relojes a punto.Todos apostaban que no lo lograría. Ocho contra uno. Saqué los billetes (un mes de trabajo en el taller) y los coloqué bajo una piedra, a mi lado. Tomé aire, me tapé la nariz y... no les quiero aburrir contando cómo lo hice. Cualquiera puede retener la respiración un minuto. Cuestión de pulmones. Claro que treinta segundos después, todo cambia. Manguitos voceaba como un árbitro de boxeo sobre la lona, ¡90!, y yo, a punto de reventar. Telmo, Cachitas y Cruz se frotaban las manos ansiosos. Olían mi dinero. La cabeza me explotaba, me fallaban las piernas. ¡112! Comencé a verles en cámara lenta. Unos apretaban los puños, contenían conmigo la respiración, se tiraban nerviosos del pelo. Otros sonreían inquietos.¡115! El tiempo se detuvo igual que una película atascada en su bobina. Miré circularmente sus rostros. Solo distinguí manchas. Aunque me zumbaban los oídos, llegué a escuchar ¡119!

Pero ya me encuentro bien, tan solo ha sido un mareo. Gracias por ayudarme a levantar. No se preocupen. Mejor vayan al centro. Estas calles desiertas no son nada seguras para los turistas.

©Mikel Aboitiz



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