AAS
«Aspirina,
como el medicamento». No. No estaba en la lista de acreditados al
congreso farmacéutico, pero alguien dando ese nombre con esa cara
blanca, redonda y limpia no podía mentir. Le alcancé una
credencial. La rellenó con letra casi infantil: Aspirina Pérez. A
media tarde intervino en un incendiado debate sobre genéricos. Un
representante de BAYER
lanzaba gasolina a todos sus argumentos. Salió enervada, con un
tremendo dolor de cabeza. Le sugerí: «Lo mejor es tomar una —sonreí
dudando, la vista fija en su credencial—, una caipiriña». Añadí triunfal: «Yo invito». Una sonrisa afloró en su cara blanca,
redonda.
©Mikel
Aboitiz
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