«Hoy
ha llegado la primavera a todas las calles de Berlín, metiéndose en
sus patios interiores como una marea blanca. Se trata de una
primavera que asoma sin florecillas ni campos en flor. Una estación
hecha a la medida de escépticos. Cortada como un traje por un sastre
dedicado a clientes estoicos que, calendario en mano, han de
adaptarse al cambio de los tiempos.
Las
bicicletas esperan apiladas la venida de mejores días. Cuando rueden
por las calles en tropel, celebraremos la verdadera primavera.
Mientras, aliviamos la espera empañando los cristales de nuestras
ventanas con aliento ansioso, observando las frágiles siluetas
oscuras que manchan la nieve como personajes de un paisaje invernal
de Brueghel el Viejo.»
—Salvada, este texto te ha quedado demasiado blandengue.
—Tienes
razón, Salvaje, el Silvaner
no inspira y, además, será un brindis al Sol: pocos me leerán.
—Pues
date al Riesling.
—Prost!
Un buen amigo me enseñó que la primeavera es la única estación con nombre femeninompor ser absolutamente impredecible,
ResponderEliminarProst, Mikel!
Un abrazo.
Bienvenidos son tus comentarios en esta u otra estación, Pedro. En alemán todas las estaciones son masculinas. Pero aprovechando que la Esgueva pasa por Valladolid, te comento que la mayoría de los ríos, en alemán, son femeninos.
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