Confesiones
de una zanahoria
Mis
compañeras me acababan de poner a caldo: que si ya no era lo que
era, que si estaba más arrugada que una momia, que vaya piel más
pálida, forastera... Tal vez por eso mismo me seleccionaron. A mí y
a un puerro (este sí que estaba arrugado). Nos tomaron con guantes
de látex y pensé: «Me van a hacer un lifting». No paré de
repetirme «Me van a hacer un lifting». Hasta puse música de
fandango a la frase (con tomatito a la guitarra, claro). Luego nos
rehogaron y convirtieron en caldo. Ahora me siento relajada, como
diluida. En armonía con el Universo y deseando salir al exterior.
Pero, disculpen, no deseaba estropearles la comida. ¡Que tengan buen
provecho!
No hay comentarios:
Publicar un comentario