En formación
—Que se
arrime un poco más al borde de la cama, que no tenga miedo del
anciano agonizante, de sus ojos desorbitados ni de la palidez de su
rostro. Debe aparecer imponiéndose. Sin timidez. Nada de aprensiones
ante las enlutadas que rezan el rosario o dudas frente al temblor
sarmentoso de las manos del enfermo. Que se arrime, ¡que se acerque
ya! Pero, ¿quién recluta a estas aprendices? ¡Rodrígueeeez! Que le
quiten la hoz y se busque otra cosa. ¡Ejército de incompetentes! Y
llamen a Dolores, que esa sí que es cumplidora. Inclemente, pero
cumplidora.
©Mikel Aboitiz
No hay comentarios:
Publicar un comentario