Productividad
Increíble,
¡con el hambre que tendría!: la cabra rechazaba la página de
periódico. En ella destacaba un artículo de Paul Krugman. Miré la
foto, y estudié su barba, encontrando serias diferencias con la de
Matilda. Me pregunté si mi cabra no sería neoliberal. Al día
siguiente le di un reportaje de la convención republicana y lo
devoró sin decir Beee. Matilda ya no daba leche. Su carne no
valía nada y decidimos sacrificarla. Suponía demasiados costes
mantener una cabra ociosa. En su últma noche la dejé saborear una
lechuga envuelta en unas páginas de Capitalismo y libertad de
Milton Friedman.
©Mikel Aboitiz
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