¡Y ni una palabra más!
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Matrimonio -
La
acuarela del calendario –un bello rostro femenino– observaba mis
idas y venidas de casa desde la página de febrero, agazapada entre
la puerta y el perchero. El mes terminaba y era como si nos
hubiéramos acostumbrado a mirarnos cuando salía o entraba, sin
decirnos nada, como en un noviazgo hecho de sobreentendidos. Un
noviazgo de casi un mes. El primero de marzo, la enmarqué protegida
por un cristal. Incluso pinté su pared. Desde entonces parece
mirarme diferente, sintiéndose acorralada, sin aire tras el vidrio.
Será el reflejo de la bombilla. Será que debí pasar página sin
más.
Me parece brillante la metáfora que encierra la pieza, Mikel.
ResponderEliminarUn abrazo,
Gracias, Pedro. Últimamente no me da el tiempo para escribir y tengo que tirar de material "reciclado", pero el calor con el que acojo los comentarios es el mismo.
ResponderEliminarUn abrazo