- Negro,
antimonárquico -
Estoy
rodeado, prisionero. Han colocado antorchas sobre mi piel morena.
Constantemente asoman sus rostros pálidos al mío, como si yo fuera
un espejo. Me gritan ¡Chocolate!
Luego
prenden las antorchas, ¡quieren quemarme! Apagan las luces. Entonces
oigo risitas ahogadas y entra uno para extinguir las llamas de un
soplido. Le faltan más dientes que al resto (¿será el rey?). Dan
la luz, aplauden y alguien llamado Mamá comienza
a mutilarme con un cuchillo enorme mientras cantan. Creo que no
sobreviviré, pero dentro de mí hay algo que me sugiere que el rey y
su corte tampoco lo harán.
©Mikel
Aboitiz
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