- Tictac -
La luz traza un
círculo perfecto sobre la mesa. Llevo minutos de espera, mirándome las manos esposadas.
De nuevo entran los dos polis.
—Tu abogado se ha
perdido —dice el alto con una sonrisa sarcástica, vencida por el agotamiento.
—Comencemos de
nuevo —se remanga el otro—. Vas a cantar mejor que Caruso: Seguro que no te
quieres caer otra vez por las escaleras —señala mi ceja partida. Duele, y con el humo
de sus cigarros, me arden los ojos.
El bajito apunta con
un dedo a la foto de mi contacto, una morena que resultaba guapa. A nadie le
favorece la muerte. Me Grita:
—¡Dinos dónde has
colocado la bomba!
Un reloj agazapado
en la penumbra marca el ritmo largo del silencio. Con el párpado hinchado no
veo bien la hora. Calculo serán las seis menos cinco y rompo a reír. Ya da todo
igual. Se van a enterar.
©Mikel Aboitiz
No hay comentarios:
Publicar un comentario