21 may 2020

En unas 200 palabras

Álbum de remedios


Resfriados, eccemas, lumbagos, virus intestinales. Todos me visitan regularmente, sumándose unos a otros, multiplicando sus efectos, menguándome el ánimo. Vacunas: las tengo todas. Mis bolsillos, farmacias ambulantes. Podría recitar el vademécum mejor que el padrenuestro. La suerte me esquiva, las amistades me saludan a distancia. Logré un puesto de teletrabajo (nadie se habría arriesgado a dejarme compartir oficina) que me permitió adquirir productos homeopáticos: glóbulos, gotas, polvos orales… Esto último suena fuerte, disculpen, pero ahí no acaba: puesto a complementar la ciencia, me apoyé en la santería, encomendándome a Babalú Avé, Yemayé y Eleguá. Los resultados fueron francamente deprimentes, de modo que volví a los brazos de la ciencia entregándome al Prozac. En un foro de salud conocí a Higía, una chica fenomenal, una fuera de serie que padece enclaustrada en su rancho de Texas, al menos, siete enfermedades crónicas. Hoy me ha enviado su foto. Estoy a un clic de abrirla, me rasco sin compasión, la dermatitis nerviosa me altera, la hiperhidrosis (exceso de sudoración) convierte al ratón del ordenador en anfibio. No espero gran cosa de su imagen, en realidad, lo que temo es que el retrato que le acabo de enviar no le haga justicia.

©Mikel Aboitiz

2 comentarios:

  1. Ay pobre, qué dermatitis tan brutal :-)

    Un abrazo y por los tratamientos :-)

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    Respuestas
    1. Gracias por pasarte de nuevo por aquí!

      Un abrazo

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