Álbum de remedios
Resfriados, eccemas, lumbagos, virus
intestinales. Todos me visitan regularmente, sumándose unos a otros,
multiplicando sus efectos, menguándome el ánimo. Vacunas: las tengo
todas. Mis bolsillos, farmacias ambulantes. Podría recitar el vademécum
mejor que el padrenuestro. La suerte me esquiva, las amistades me
saludan a distancia. Logré un puesto de teletrabajo (nadie se habría
arriesgado a dejarme compartir oficina) que me permitió adquirir
productos homeopáticos: glóbulos, gotas, polvos orales… Esto último
suena fuerte, disculpen, pero ahí no acaba: puesto a complementar la
ciencia, me apoyé en la santería, encomendándome a Babalú Avé, Yemayé y
Eleguá. Los resultados fueron francamente deprimentes, de modo que volví
a los brazos de la ciencia entregándome al Prozac. En un foro de salud
conocí a Higía, una chica fenomenal, una fuera de serie que padece
enclaustrada en su rancho de Texas, al menos, siete enfermedades
crónicas. Hoy me ha enviado su foto. Estoy a un clic de abrirla, me
rasco sin compasión, la dermatitis nerviosa me altera, la hiperhidrosis
(exceso de sudoración) convierte al ratón del ordenador en anfibio. No
espero gran cosa de su imagen, en realidad, lo que temo es que el
retrato que le acabo de enviar no le haga justicia.
©Mikel Aboitiz
Ay pobre, qué dermatitis tan brutal :-)
ResponderEliminarUn abrazo y por los tratamientos :-)
Gracias por pasarte de nuevo por aquí!
EliminarUn abrazo