Contra la muerte
La abrazaré con cuidado para no romperla, será la despedida final de mi abuela antes del combate. Me conducirán hasta el Palacio de los Deportes. Allí solo bajaré la vista frente a los focos y los flashes mientras me abren pasillo hasta la lona. Los guantes, los guantes bien ajustados y mi contrincante al final de la diagonal del cuadrilátero. Esperaré la campana oyendo los últimos consejos, dejándome masajear las piernas, la mirada clavada en el adversario. Me quitaré el albornoz y pelearé con rabia contra la muerte. En la mano, dentro del guante, guardaré tres de sus cabellos blancos.
©Mikel Aboitiz
Un nieto boxeador, y no sé, tal vez tenga suerte.
ResponderEliminarUn abrazo
No suelen tenerla siempre, pero hay magníficos cuentos y novelas sobre boxeadores (Cortázar, Aldecoa,...)
ResponderEliminarUn abrazo