1 mar 2022

Otra historia de abogados

 Palabras obligadas: comisión, empatizar, internet, valle, desestimatorio

Llámame abogado matrimonialista

Al preguntar a Jaime si deseaba cumplir la parte horizontal (somos clásicos) del contrato matrimonial, se giró y se durmió sin decir palabra: puesto a empatizar, Jaime carece de rival. Su silencio, tan desestimatorio, me hartó, así es que me levanté de puntillas y tras consultar la disponibilidad en internet, llamé a mi abogado matrimonialista. Garabateé una nota y salí a parar un taxi, barruntando afrentas hogareñas y listas de despropósitos conyugales que me entretuvieron la carrera. Mi abogado, hundido en un sillón, un valle de confort del vestíbulo del hotel, ya me esperaba. Entré rauda. La comisión del delito era inminente. De hecho lo fue. Tanto, que me dio tiempo a volver a casa, destruir la nota y roncar a dúo con Jaime durante unas horas, sin pensar si la minuta mereció la pena o si solo fue un dislate deshonroso volver a aceptar servicios jurídicos tan especiales.

©Mikel Aboitiz

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