Bailarina
de aguas cálidas
A la
bailarina le encantaba mirar los peces de aguas cálidas mientras
practicaba sus ejercicios. Subía el pie a la barra y con el pecho
rozando la pierna, giraba la cabeza hacia el acuario. En él, con la
ingravidez que ella quisiera para sí en sus saltos, los peces
nadaban mirando concentrados en algo y a la vez ciegos,
como navegando en su propio interior escamas adentro, ausentes. [...] Continúa
©Mikel Aboitiz
¿dónde vive la bailarina, está prisionera?
ResponderEliminar