Tímido homenaje al oso de Cortázar
Diminuto eléctrico y compañía
Soy el
enano eléctrico. Me miro y no me encuentro especialmente feo, aunque
sí diminuto, pero eso a las gentes que viven en sus casas no les
importa porque nunca me ven. Me muevo dentro de los cables de la
electricidad. Nunca descanso. Por las noches mi vida es más sosegada
y, en buena parte, la paso yendo a los frigoríficos que permanecen
siempre en marcha con su rurún, guardando el sueño de los
inquilinos... Continúa
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