Prozac
Tic-tac. Si el despertador alojara en
sus tripas a un tipo bigotudo y bonachón trabajando tras la esfera
en hacer sonar la campana. O si la máquina de café escondiera una
joven Cenicienta sin cesar ocupada en destilar esas gotas de amarga
negrura para el desayuno. Entonces también sería imaginable una
vocecita interna llena de optimismo despertando a don Manuel para que
comenzara el día pletórico de energía. Pero la realidad cotidiana
carece de engranajes movidos por hombrecitos bigotudos y la cafetera
escupe sola su infusión matutina. De manera que don Manuel permanece
en cama abúlico, arropado, sin vocecita interior, hombrecito
bigotudo o Cenicienta que le levanten para enfrentar otro día
más.Tic-tac, avanzan las horas vacías.
©Mikel
Aboitiz
Hola. Gracias por invitarme a ver tu sección VISTO EN BERLÌN sin duda es algo así como la poesìa de lo urbano.
ResponderEliminarTe pregunto ¿Por qué será que los berlineses les gusta tanto el grafitti?
Es que con una entrada dedicada al Muro pensé que podía interesarte. Bienvenido. No sé por qué tanto grafitti, pero realmente los hay muy buenos y cuando encuentro uno dando un paseo, intento darle mi visión particular.
ResponderEliminarUn saludo