Siglo
XXI
En la escuela, la profe contaba que no debíamos hacer
caso de sábanas blancas. Tampoco prestar atención a mitos como el
arrastrar de cadenas. O el ulular por angostos pasillos sobre gentes
aterrorizadas. Patrañas. No debíamos dejarnos impresionar por
leyendas recurrentes sobre velas misteriosamente apagadas. Ni hacer
caso del efecto de gritos ahogados en la oscuridad o sombras
braceando en las tinieblas.
Me
hurgué en la nariz pensativo, escuchando a la profesora añadir
enfática: «Todo eso está demodé. Estamos en pleno siglo XXI. A
vosotros, futuros fantasmas, os enseñaremos otros trucos». Y todos
nos carcajeamos mostrando nuestras risas sin dientes.
©Mikel Aboitiz
Me gusta esa idea de una escuela de fantasmas, Mikel.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un abrazo,
La cosa, Pedro, es que algunos no necesitan ni ir a la escuela. Tienen ya mucho oficio de fantasma desde la cuna...
EliminarUn saludo,
Mikel
Conozco varias escuelas de fantasmas, lo curioso es que no los llaman así en los noticiarios, pero seguro que es para despistar ;.)
ResponderEliminarMuy bueno.
Besotes
Sí, y los fantasmas modernos no son tan discretos: arrastran sus sábanas con descaro.
EliminarUn saludo