In
Memoriam
Antes de
llegar a juez comprendió que, en la vida, una frontera mental es más
sólida que las trazadas a resultas de una guerra. Que no hay asilo
ni amparo para el tozudo que todo lo ve en blanco o negro. Y que la
ley deja resquicios a la
esperanza, si la interpretas y fundamentas con arreglo a Derecho. Sin
embargo —y esto es lo que le duele— enfrentarse a su suerte
escapa a segundas lecturas. Es chocar contra una pared como el mármol
de la lápida junto a la que ha dejado una flor. En él no hay
resquicios sino vacío. El de sus bolsillos ahora ocupados por unas
manos sin fuerza, abandonadas, como los pasos que le guían por ese
campo de cruces. Solo le queda el recuerdo y volver al trabajo e
interpretar las leyes escritas por los hombres.
©Mikel
Aboitiz
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