De pompas y escobas
El abogado Funes repasa
con voz monótona: «Cinco féretros modelo Spass im Frieden. NIF, correcto. Firma adecuada. Idioma, español. Fecha, la justa. Nada que censurar». Salvatierra, el comercial, pasea dando vueltas al palé sin
desembalar, girando nervioso su anillo de bodas. El abogado le devuelve el
albarán sacando una fiambrera con la otra mano. Por la claraboya del almacén se
cuelan unos rayos de sol que lamen lánguidos la tortilla entre los panes. Funes mastica con la boca llena: «Falbatiefa, no fe
fienez que abogar en un vafo de agua». Salvatierra alza la voz, señalando bajo
el plástico del palé: «¡Son fucsias!¿Qué se han pensado estos alemanes?¡Solo
faltan unas panderetas para el sepelio!». Una nube ensombrece la nave y Funes
se aleja hablándole enfurruñado al bocadillo: «Capaz de pedirme que les meta un
pleito por amorales. ¡En vez de fijarse al hacer el pedido! ¿Soy barrendero o
abogado?¡Siempre recogiendo cascotes!».
©Mikel Aboitiz
Trabajar con féretros ha de ser duro pero ser abogado puede serlo también. Buen texto
ResponderEliminarUn abrazo
Sin embargo trabajar con letras es placentero
EliminarUn saludo desde Berlín