Entre estómago y corazón
Es abogado. Le brillan los
ojos escuchando hablar a la Thunberg sobre la degradación de los ecosistemas.
Hasta ayer colmaban las paredes de su cuarto pósteres de futbolistas; hoy solo
cuelga una diversidad de láminas de osos polares, pingüinos y rinocerontes de
Java. Es abogado y en su despacho reina Greta desde el fondo de escritorio de
su ordenador. Por Greta será vegetariano, acudirá a manifestaciones los viernes.
Antes de abandonar el despacho para hacer la pausa del mediodía, se despide de
ella con las mejillas encendidas y el corazón acelerado en la jaula del pecho.
Él llevará a juicio a la ONU; emplumará a países contaminantes y la justicia
vencerá, pues las leyes deben favorecer un mundo sostenible. Está convencido
del éxito de sus demandas. Por eso llega a la mesa sonriente y su madre le
acaricia la cabeza con ternura mientras le sirve un sabroso chuletón de ternera.
©Mikel Aboitiz
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