6 mar 2020

Otra historia de abogados

De barras y estrellas
 
La doctora examina, hilo en mano, la brecha tamaño autopista M-40 que le recorre la nuca hasta la sien con peaje en la oreja. El paciente prosigue con su hazaña sin perder oportunidad:
—La Guardia Civil asegura que no he dado positivo en alcoholemia. Es que nos hallábamos en desigualdad numérica: ella aislada, en una esquina del bar de tapas con la multitud asediándola, sin dejar de discriminar haciendo comentarios porque era oriental. Y yo, que en situaciones complicadas me crezco, me vine literalmente arriba, encaramándome a la barra entre cáscaras de mejillón. Le aseguro que ejercer la abogacía da tablas y labia, porque al principio parecían avergonzados. Pero tuve mala estrella, nunca mejor dicho, porque un botellín de cerveza me alcanzó de pleno. Eso solo fue el comienzo, pienso encausarlos a todos. Pobre mujer. La Constitución americana otorga el Derecho a la felicidad…
—¿Abogado, decía? Sí da labia, sí.

©Mikel Aboitiz

2 comentarios:

  1. jajaja, se vino arriba del todo, pero el costurón será de órdago :-)

    Un abrazo

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    1. Arriba, arriba, sí. Y más dura fue la caída.
      Gracias por comentar

      Un abrazo

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